El exministro José Antonio Ocampo, uno de los más prestigiosos economistas del país, considera que en Colombia el sector público es demasiado pequeño para las tareas que tiene pendientes, especialmente en el campo social. "Necesitamos un Estado más grande".

Hay que tener en cuenta que la Constitución del 91 creó el concepto de derechos sociales, con sus múltiples implicaciones en demanda de educación, salud y otros servicios sociales para todos. El Estado se ha ido expandiendo, pero todavía tiene necesidades insatisfechas enormes

Con la autoridad que le da una brillante carrera de servicios al país, su experiencia en el manejo de las finanzas públicas, en planeación económica y social, en política agraria, en la dirección de importantes organismos económicos internacionales y como profesor en las más importantes universidades de Colombia y Estados Unidos, Ocampo planteó profundas tesis sobre la actualidad y las perspectivas económicas del país.

Las demandas que enfrenta el Estado colombiano

Siendo director del Departamento Nacional de Planeación (DNP) contribuyó a la construcción del plan de desarrollo “El Salto Social”. “Hicimos una gran concertación nacional para discutir prioridades para las regiones. Fue el primer plan de desarrollo bajo la Constitución del 91. El principal resultado que logramos fue el avance en la cobertura de los servicios sociales. Un segundo resultado fue la estabilidad económica en medio de una crisis política profunda. Un tercer avance fue el fortalecimiento de las relaciones con todas las entidades financieras: el BID, el Banco Mundial y la CAF. Nos metimos, además, de lleno en el mercado de bonos internacionales. Fue tal la sobredemanda de bonos a diez años que tuvimos a comienzos de 1997 que yo decidí ofrecer bonos a 30 años por primera vez".

Bajo su orientación y liderazgo se lanzó también el mercado moderno de TES. “Esa fue una de mis principales obras como Ministro de Hacienda, el desarrollo de un mercado amplio de TES respaldado por los llamados ‘creadores de mercado’. Los títulos a TES a un año y algunos a dos años se emitieron a tasa fija, pero sostuve que, debido a la inflación, que a mi juicio iba a bajar (sobre lo cual tuve razón) deberían ser indexados, es decir atados al UPAC en aquel momento”.

Recuerda, de igual manera, que cuando llegó al Ministerio de Hacienda vivió un proceso un tanto frustrante pero que tuvo un desenlace muy favorable. “Había un endeudamiento privado en el exterior galopante. Cuando a mí me dicen que el sector público fue el causante de la crisis del 1998-99 yo sostuve que el problema más importante fue el endeudamiento externo privado. Por lo demás, la deuda pública total era el 19% del PIB, como la mitad de lo que es hoy en día. Teníamos un déficit fiscal, pero en los diez años siguientes el país tuvo déficits fiscales más altos. Además, el déficit consolidado del sector público era más bajo. La administración Samper no fue irresponsable fiscalmente”.

Y agrega: “Yo comencé un ajuste fiscal gradual para frenar la tendencia ascendente de la deuda pública nacional, incluyendo cancelar las cuentas por pagar que dejó mi antecesor. El déficit fiscal explotó después por la recesión Por otra parte, siempre he sostenido la teoría de que el gran error que cometieron cuando se desataron los efectos sobre el país de la crisis asiática a comienzos de 1998 fue no haber soltado la tasa de cambio a tiempo. Les dio susto en la Junta del Banco de la Republica hacerlo y decidieron aumentar las tasas de interés para evitar que se viniera una devaluación muy fuerte”.

En mayo del 98, cuando ya era Secretario Ejecutivo de la CEPAL, insistió con el nuevo Ministro, Antonio Urdinola, en su propuesta para que soltaran la tasa de cambio. Le dijo: “no sigan controlando los efectos de la crisis asiática con tasas de interés.” Y agrega: “Todavía creo que fue un error tratar de manejar la crisis así y no con tasa de cambio. Los que se afectaron con las tasas de interés altas fueron los hogares, la gente que perdió sus viviendas como consecuencia de un UPAC que ya estaba atado a las tasas de interés y no a la inflación, así como las empresas medianas y pequeñas endeudadas en pesos. A las empresas grandes las golpeaba más la devaluación pero ya en los años 80 se había creado un buen mecanismo por el cual el Banco de la República ayudaba a hacer más gradual el ajuste de la tasa de cambio sobre las deudas. Básicamente el Banco les prestó entonces en pesos a las empresas para que permitieran ese ajuste más gradual.

Ocampo participó en la creación del fondo de estabilización para el manejo de la bonanza petrolera, fue negociador de Colombia en la búsqueda de integración económica con México y Venezuela, Secretario Ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y miembro de la Misión Rural que produjo uno de los mejores documentos de política pública sobre la situación agraria de Colombia.

Hoy es materia de debate en el país si la estructura del sector público debe achicarse o debe crecer para enfrentar los desafíos de la política económica y sobre el particular el exministro Ocampo sostiene: “Yo soy de aquellos que piensan que el sector público es demasiado pequeño en Colombia para las tareas que tiene pendientes. Necesitamos un Estado más grande. Hay que tener en cuenta que la Constitución del 91 creó el concepto de derechos sociales con sus múltiples implicaciones en demanda de educación, salud y otros servicios sociales para todos. El Estado se ha ido expandiendo, pero todavía tiene necesidades insatisfechas enormes. Lo que se hizo en la década del 90 y ha continuado en parte durante el siglo actual fue hacer crecer gradualmente el sector público, precisamente para absorber los mandatos de la Constitución del 91 en materia social".

Consideró que hoy Colombia es buen ejemplo de progreso en frentes como el acceso a la educación y la salud, así como en servicios públicos. Eso se ha hecho bien, pero subsiste el problema de la desigualdad social enorme.

“En un país tan desigual como el nuestro necesitamos un Estado que proteja los derechos económicos y sociales de los más desfavorecidos. La mayor parte de la población no puede pagar la educación, no puede pagar la salud y eso tiene que hacerse a través del gasto público. Yo insisto en la teoría de que nosotros tenemos un gobierno demasiado pequeño para las tareas que tiene pendientes en materia social”.

A su juicio, a las demandas asociadas a la desigualdad social se unen las que genera la fragmentación geográfica de Colombia y las de integración nacional con el mundo. “Ningún país del mundo –dijo-- tiene la cantidad de cordilleras que tenemos nosotros. Aquí para ir de Bogotá al Pacifico, a Buenaventura, hay que bajar una cordillera y atravesar dos más. Entonces, tenemos un problema de infraestructura física asociado a la geografía que es un tema no resuelto y que hay que enfrentar".

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