El exministro de Hacienda, Rudolf Hommes es administrador de empresas y economista de la Universidad de los Andes. Magister con grado de administración industrial de la universidad estatal de California y doctorado en administración de empresas de la universidad de Massachusetts.

En su extensa carrera profesional ha sido promotor y defensor de la apertura económica del país, creador de importantes publicaciones especializadas, columnista económico de El Tiempo por 24 años, crítico franco de decisiones económicas que no comparte y consultor de organismos internacionales de crédito.

Como la mayoría de los exministros de hacienda de nuestro país también ha sido profesor universitario en Colombia y el exterior y miembro de importantes juntas directivas de empresas líderes en la nación

El exministro Hommes, con su conocido buen humor y capacidad para analizar la coyuntura económica y política del país, atendió un amplio diálogo con los periodistas de la revista “Economía Colombiana”.

¿Cuál es su percepción sobre la situación económica del país hoy?

Yo tiendo a estar de acuerdo con el señor gerente del Banco de la República, que piensa que el factor gobierno y el factor político le están haciendo daño a la economía. Y le están haciendo daño en el siguiente sentido: es que no hay política económica definida ni que le dé a uno confianza en el futuro. Al gobierno lo veo patinando. El presidente dijo que si pudiera volver a hacer las objeciones a la ley estatutaria de la JEP lo volvería a hacer. Y por su parte, el sector privado dice que está rodeando al gobierno, pero sin aportar nada constructivo. Y yo estoy de acuerdo con Echavarría en que el gobierno es una variable muy importante para la economía. Si el gobierno no funciona la economía no funciona.

Eso que decía Fabio Echeverry de que la economía va bien pero el país va mal, no es cierto… Particularmente tengo esa preocupación y también por el poco crecimiento económico. Si nosotros seguimos creciendo al 3% o aún al 4% no vamos para ninguna parte, porque nos estamos quedando atrás. Hay países que crecen al 7%, China crece al 8-9%; Corea, Tailandia, Malasia, Vietnam crecen al 7%. Nosotros ya estamos muy atrasados. En 1960 Colombia y Corea estaban más o menos iguales; ahora, Corea tiene entre 4 y 5 veces más del ingreso per cápita que nosotros. Si seguimos así nunca vamos a alcanzar ni a Chile, ni a Perú, mucho menos a Corea.

¿Bueno y entonces qué se le ocurre que debemos hacer?

Sentarnos a pensar. El gobierno ahora está viviendo una situación ideal pues ahí están todos los gremios y los empresarios rodeándolo. El gobierno debe aprovechar esa coyuntura y sentarse con ellos a definir entre todos una política de crecimiento para sacar el país adelante, en lugar de estar haciendo tanta maniobra para acabar con la paz.

The Economist publicó hace pocos días un artículo sobre América Latina que dice muy claramente: “exportar o estancarse”. Y señala que las economías de América Latina no están creciendo suficientemente rápido para acercarse a los más desarrollados. Imaginen ustedes que a Colombia le tomaría 475 años para llegar al nivel de Estados Unidos en ingreso per cápita con las tasas de crecimiento que tenemos hoy. A Corea, Malasia, Tailandia y Vietnam les tomaría mucho menos tiempo. En el caso de Corea, alrededor de 14 años.

¿Qué hacen diferente los países asiáticos de lo que hacemos nosotros? Miremos estos indicadores: la productividad en Chile, en Malasia, en Costa Rica, en Corea es mejor que en Colombia. Esa es una variable crítica. Nosotros estamos padeciendo, inclusive, de tener tasas negativas de crecimiento de la productividad. Eso impide crecer más allá de 3 a 3.5 por ciento a tasas sostenidas.

¿Cómo superamos esta situación? Con educación, conocimiento, disciplina y tecnología. Mientras los políticos sean los que definan cómo se quedan con la plata, aquí no habrá progreso en ese sentido. Se necesita inversión en educación, en tecnología, en salud, en infraestructura y en innovación.

En materia de exportaciones el artículo de The Economist demuestra que están por encima de Colombia países como Chile, Costa Rica, Perú, México, Corea, Malasia, Tailandia, el Asia Pacífico. Lo que tendríamos que hacer es exportar mucho más, porque ahora estamos exportando un poco más de 14% del PIB. Por el contrario, países cercanos como Costa Rica exporta el 33.5% del PIB, Chile el 28.7%, Corea el 43%, Malasia el 71%, Tailandia el 68%. Este es el grupo de países que crece más aceleradamente.

En conclusión, tenemos que mejorar en productividad y diversificar, sofisticar y hacer crecer las exportaciones. Porque seguir exportando productos básicos o petróleo no tiene sentido. No nos da suficiente seguridad hacia adelante, ni genera empleo, ni se vuelve progreso. Si se crea riqueza, pero se disipa.

Por ejemplo, en nuestras relaciones comerciales con Venezuela no fuimos prevenidos y no creímos que nos fueran a cerrar esa llave, como lo hizo el expresidente Chaves cuando entendió que nos podía hacer un gran daño. Pero vino el petróleo y suavizó la caída. Y no nos preparamos en la época de precios altos del petróleo para enfrentar una baja de los precios. Y ahora que está subiendo el petróleo vamos a estar otra vez felices y no nos prepararemos para la próxima caída. Y hemos dejado que la economía se petrolice. Es una especie de mal holandés y eso le hace daño a otros sectores e incrementa la dependencia de estas economías.

En todas estas cosas tendríamos que estar trabajando y no lo estamos haciendo. La otra variable es la participación del sector manufacturero en la economía. En el caso de Corea 33%, Estados Unidos 67%, Chile el 19%, Colombia tiene solamente el 11%. Dejamos caer la participación de la industria en el PIB y nos llenamos de servicios de muy baja productividad. En este frente también debemos actuar.

No tenemos un diagnóstico de todos estos indicadores que sea aceptado por todo el mundo, lo que es muy grave. No hay un diagnóstico claro, ni un consenso de cómo vamos a proceder. Por eso digo que la situación en este momento sería muy favorable para proponer soluciones y el gobierno lo que quiere es seguir haciendo lo mismo. Nadie está proponiendo nada distinto.

“NOS GASTAMOS EL TIEMPO BUSCANDO TUMBAR LA JEP”

¿Cuándo usted dice que el gobierno lo que quiere es seguir haciendo lo mismo a qué se refiere? ¿Qué se debe hacer diferente?

Ya nos gastamos más de medio año buscando tumbar la JEP y mientras tanto, la economía, el crecimiento y la situación social descuidados. Hoy veo un crecimiento muy mediocre, el peligro de un cambio radical en el gobierno al final del periodo y un desperdicio inimaginable de tiempo y de iniciativas. Se fueron las FARC y entregaron unos territorios y el gobierno dejó que los ocuparan las mafias, el ELN y los disidentes. Y esto no es solo culpa del actual gobierno sino también del anterior, que no impidió que los territorios que devolvió la insurgencia los ocuparan otros grupos armados. Nos entregaron medio país y lo dejaron ahí sin saber qué hacer hasta que vuelven los bandidos y se lo toman de nuevo. La gran falla que tenemos es que no hay políticas y por eso estoy tan de acuerdo con el señor gerente del Banco de la República.

Aquí lo que hace falta es un gran cambio estructural y una mentalidad del gobierno diferente, que no se conforme con hablar sino que también se preocupe de ejecutar. Y el plato está servido para que lo hagan el gobierno y el sector privado ahora que están tan unidos y que el gobierno tiene mucho apoyo.

Insisto en que tenemos que aumentar las exportaciones, mejorar la industria y la agricultura. Colombia tiene mucha tierra mal utilizada y dos terceras partes sin usar. Lo que se requiere es impulsar la agricultura y poner a la economía a crecer por lo menos un punto más al año.

Se necesitan un par de carreteras para poder aumentar la producción agropecuaria: una, la de la altillanura para llegar hasta Puerto Carreño que no arranca y la otra, en la que llevamos más 20 años sin haber resuelto el problema de los derrumbes, es la de Bogotá a Villavicencio y sus extensiones por Casanare y el Meta hacia el oriente. Esas carreteras pondrían a la gente a soñar y a emigrar en busca de ese sueño. Si las comenzamos a hacer y las terminamos en este gobierno, o a lo sumo en el próximo, no debe sorprendernos que haya un boom de producción en esos lugares que hoy en día son relativamente improductivos. Necesitamos un gobierno líder y un sector privado que le colabore y lo estimule y no solamente que lo rodee.

A mí me parece bien la economía naranja pero no creo que esa sea la salida. Si hay más artistas, más bailarines, más programadores, mejor arte y más artistas, más telenovelas, más teatro, más ideas y mejores empresarios me parece magnífico, pero eso no va a sacar al país del relativo estancamiento en el que se encuentra, aunque si lo va a estimular.

Se necesita una política de desarrollo sectorial, de la agricultura, la industria y los servicios de alto valor agregado y alta tecnología. Hemos logrado reducir la pobreza extrema pero todavía tenemos y Colombia es de las más altas.

Tenemos que preguntarnos cómo transformamos la industria para producir una oferta de bienes con mayor sofisticación y demanda mundial para que podamos exportar. No tengo la respuesta, pero me da la impresión de que nadie está pensando en eso en serio. La Andi propone que se subsidien las exportaciones. Esto tendría sentido solamente si los subsidios son para los nuevos exportadores, no para los que ya lo hacen.

Otra preocupación es el crecimiento del desempleo, que se lo estamos atribuyendo a la migración de venezolanos. Y yo no estoy tan seguro. Yo creo que a la larga nosotros vamos a ganar con esa migración de Venezuela. Los factores de crecimiento son fuerza laboral, capital y productividad. Nosotros tuvimos entre 5 y 6 millones de colombianos en Venezuela y allá los recibieron y los absorbieron. Y hoy tenemos que devolverles. En dos años los venezolanos van a ser dueños de tiendas, peluquerías, pequeños comercios y en una cantidad de cosas que son todas productivas para el país. En lugar de estar viendo como se desenvuelven los venezolanos, lo que hay que pensar es por qué en muchas empresas los prefieren y como volverlos a todos, colombianos y venezolanos, más productivos.

¿En medio de este panorama, le genera alguna preocupación el tema pensional?

Lo primero que tenemos que hacer es enfrentarlo, No tratar de ponerlo debajo de la alfombra. Yo creo que tenemos dos problemas por resolver: salud y pensiones y la realidad es que no los hemos enfrentado. A nosotros nos vendieron la idea y yo la compré, de crear los fondos privados de pensiones. En el congreso no dejaron, entonces, que existiera la opción de un fondo de pensiones público que no estuviera basado en el ahorro sino en las contribuciones de la generación siguiente. Y ahora están tratando de obligar a la gente a pasarse a los fondos privados, cuando ya tiene un derecho adquirido de permanecer en el sistema que le permitieron escoger. Hay que buscarles una solución a los dos sistemas y no la han encontrado. En materia de salud hicimos una cosa que fue muy importante: aumentar radicalmente la cobertura. Pero realmente la falla fue no supervisar a todas las instituciones prestadoras de salud porque se han presentado muchos abusos. Nadie en este momento está mirando una reforma de la salud en serio.

A partir de este diagnóstico que nos hace sobre la evolución de la economía, ¿usted se declara optimista o pesimista sobre el futuro del país?

Yo soy optimista, pero hay que enfrentar los problemas. Hay que aprovechar un momento de tanto unanimismo como el que estamos viviendo para usarlo bien. Para organizar esto mejor, para ser productivos, para tener soluciones. Estamos en un momento clave para decidir el futuro de Colombia. Ojalá lo decidan bien.

Yo pensaba que era bueno que existiera el esquema de gobierno-oposición pero no hasta el extremo de que no puedan ceder. No es la polarización lo que nos está afectando sino la intransigencia.

En conclusión, una de las variables económicas que me preocupa es la del crecimiento, que lo veo mal; pensiones y salud los veo mal, seguridad y orden público lo veo pésimo, el desempleo tiende a mejorar, inflación bien, el manejo de tasa de cambio está bien. Me parece que en lugar de “matonear” al gerente del Banco de la República hay que hacerle caso, porque si él toma el riesgo de decir lo que dijo, es porque lo tiene preocupado la situación.

Estoy plenamente identificado con una recomendación del artículo repetidamente citado del The Economist en el sentido de que “la izquierda tiene que entender que la disciplina fiscal y las exportaciones son indispensables y la derecha tiene que entender que los monopolios no contribuyen al crecimiento y que los salarios y la distribución del ingreso tienen que mejorar”. Eso es algo que nos hace falta entender y también encontrar maneras para discutir entre los polos opuestos de la opinión pública y de llegar a soluciones de compromiso. Al parecer, carecemos de dos atributos importantes. Uno es perdonar y el otro es saber perder, admitir las derrotas y buscar otros caminos.

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