La administración Trump estableció un estrecho vínculo entre la política comercial y la de seguridad nacional. El legado de Trump en materia comercial profundizó la tendencia proteccionista que actualmente cuenta con un importante apoyo político y que parece replicarse en varias de las grandes economías.

La cuestión es definir qué tipo de jugador será Estados Unidos y qué tipo de herramientas usará para defender sus intereses domésticos y retomar su antiguo liderazgo. El anuncio hecho el pasado 5 de febrero ante el retiro de la candidatura de la ministra de Comercio de Corea como directora de la OMC, en el que se brinda un fuerte apoyo a la candidatura de la exministra de Hacienda nigeriana, Ngozi Okonjo-Iweala, evidencian el viraje de retomar las instancias institucionales como área dentro de la cual se ejercerá la política de esta nueva administración.

Como lo han hecho todas las administraciones, cabe esperar que Estados Unidos lidere políticas que defiendan sus intereses nacionales. Los interrogantes surgen respecto de cómo estructurará su agenda entre la realización de tratados y acuerdos, y la promoción de decisiones de su interés en los diferentes foros multilaterales. En el ámbito doméstico, sus intereses comerciales se traducen en regulación adoptada por el Congreso como es el caso de la China Relations Act of 2000. Todo dependerá de sus intereses precisos y puntuales que parecen inclinarse a fortalecer la protección del sector productivo, afectado por los efectos del Covid-19, e interesado en mejorar la competitividad de su economía, especialmente frente a China.

Aún es temprano para precisar cómo se reposicionará el país en los diferentes foros internacionales, pero desde la campaña presidencial se ha mencionado que “meeting of minds”, será la estrategia de generar consensos con los países que comparten su misma visión, marcará la agenda internacional y se iniciará por el G-7, para seguir en la OCDE y luego en el G-20 en donde el diálogo se extiende a actores como India y Argentina.

En lo que tiene que ver con América Latina en el plano comercial, cabe esperar que la vinculación entre comercio, medio ambiente, derechos humanos y de los trabajadores, determine la agenda. Estos temas han sido tradicionalmente estratégicos para los demócratas, pero en los últimos años se han priorizado con la visión de mejorar las condiciones de competencia del país y, especialmente, de defender a sus trabajadores. En este sentido, es de esperar que la fórmula a aplicar en las negociaciones comerciales sea lo que se negoció en el Usmca.

La prioridad del presidente Biden es la recuperación de la actividad económica y del empleo. A pesar de que se espera que la nueva administración recupere el liderazgo de Estados Unidos en el escenario multilateral, las primeras acciones del gobierno se han enfocado en la adopción de medidas para recuperar la economía y el empleo a través de un paquete presupuestal de ayuda y de medidas como el Buy American Act que privilegia a la industria doméstica.

En lo comercial, temas como el medio ambiente, los derechos humanos y de los trabajadores se vincularán estrechamente con la agenda comercial como ha sido usual bajo administraciones demócratas. En este sentido, aunque, sin duda, habrá una estrategia diplomática diferente a la de la anterior, no parece razonable esperar grandes cambios en las decisiones y medidas adoptadas por la nueva administración en el plano comercial, entre otras, por el apoyo político con que cuenta.

¿Qué convendría?
-Al sistema internacional
Una política americana que quiera manejar las diferencias con Rusia y China de manera concertada a través del diálogo y no de sanciones. Ese eje es fundamental no solo para la paz en el Medio Oriente, la solución de conflictos alrededor del mundo, antiguos y nuevos, y la certeza de un Irán no nuclear, sino para el desarrollo y progreso económico del planeta. Sin duda, gran parte de los esfuerzos de la nueva administración estadounidense estarán dedicados a recomponerse internamente, por esto, armonizar más que confrontar con otros jugadores mundiales puede traer beneficios para todos, en especial, para evitar situaciones en las que los países quedan atrapados entre una potencia y otra, que para nada conviene a países pequeños como Colombia.

América Latina necesita ser reconocida como un jugador central para los intereses americanos en la región, afín a sus valores y cultura que quiere trabajar con ellos. En claro contraste con la visión que Estados Unidos ha tenido por décadas de sus socios latinoamericanos y caribeños, exclusivamente, bajo el lente de retos para su política interna como migración o el problema mundial de las drogas ilícitas.

-A Colombia
A Colombia le conviene una administración que piense en él como un socio cercano por su capacidad para superar retos políticos, sociales y económicos, dadas las complejidades de nuestra nación, ampliamente conocidas por el presidente Biden y varios miembros de su administración. También es importante que el país sea reconocido como una gran despensa ambiental para promover el desarrollo sostenible y la conservación, fundamental para avanzar en la protección de la gran reserva amazónica y de otros ecosistemas de biodiversidad como el Chocó y así poner en práctica los compromisos en torno del cambio climático, entre muchos otros.

En su relación con Estados Unidos, a Colombia le convendría:
A nivel estratégico

• Diseñar una ambiciosa agenda con los nuevos funcionarios en Washington y sus pares en el país para reiterar las coincidencias y la importancia de trabajar en temas comunes.

• Aprovechar la ventana de oportunidades que se generan con el cambio de administración para diseñar una estrategia en la Alianza del Pacífico con la identificación de nuevos temas como comercio electrónico, digitalización y género, entre otros.

• Fortalecer el relacionamiento con Cafta y el Caribe con el propósito de beneficiarse de los importantes procesos de relocalización de inversión de Estados Unidos, especialmente, en sectores productivos en los que podría haber complementariedades con esos países. Ser muy pragmático frente a la posición que asuma la nueva administración norteamericana frente a Venezuela.

• A partir de la identificación por parte de nuestra Misión ante la OMC de las áreas estratégicas de la agenda de Estados Unidos, coordinar las acciones con la Oficina Comercial y la embajada en Washington.

• Coordinar la participación de Colombia en la OCDE y retroalimentar al resto de la institucionalidad colombiana y al país en particular sobre:
- Comité de Comercio
- Tributación digital
- Exceso de capacidad en los sectores de acero y aluminio
- Reforma a los acuerdos de inversión

• Identificar los foros en los que se fijan estándares en materia de tecnología y garantizar el seguimiento y participación en los mismos.

• Hacer un seguimiento de la discusión del TPA en el Congreso e informar a la Misión en Ginebra y al Mincit para identificar los lineamientos de la nueva política comercial.

• Diseñar la agenda que tendrá Colombia en una eventual renegociación del TLC bajo los parámetros acordados con México en el Usmca que vaya más allá que los tradicionales intereses de acceso a mercado de bienes.

A nivel de coordinación interinstitucional por parte de Mincit

• Fortalecer la coordinación entre la Cancillería, el DNP y las entidades sectoriales para adelantar una agenda amplia con Estados Unidos.

• Coordinar acciones con Colombia Productiva, Innova y ProColombia para apoyar a las empresas de acero y aluminio que han perdido mercado a raíz de las medidas aplicadas por Estados Unidos.

• Garantizar que se cumpla, por parte de la DIAN, lo acordado recientemente frente al origen del maíz amarillo para evitar que existan dificultades en este tema en el que Estados Unidos ha manifestado su especial sensibilidad, y analizar las inquietudes de este país en el tema de la información a la que tienen acceso los observadores aduaneros.

• Asegurar que Colombia Productiva, Innova y Procolombia trabajen para fortalecer las políticas de exportación de servicios a Estados Unidos en consideración con las amenazas que se ciernen sobre la oferta de bienes.

• Aunar esfuerzos con el Ministerio de Agricultura, el ICA e Invima para conseguir la admisibilidad sanitaria de productos agropecuarios con oferta lista para aprovechar las preferencias del TLC y que están viendo el posicionamiento de las exportaciones de otros países latinoamericanos y de África.

A nivel del Congreso
Agilizar el estudio y aprobación del desmonte de la cuota de pantalla que les impone a las producciones extranjeras para TV; la eliminación de ciertas normas del Código de Comercio relacionadas con la figura de la agencia comercial; la adhesión de Colombia al Convenio UPOV 91; la regulación de la responsabilidad de los proveedores de servicios internet en el sentido de obligarlos a retirar contenidos que violen derechos de autor.

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