Me complace mucho aceptar la invitación de la Contraloría General de la República a participar en esta nueva edición de su revista institucional Economía Colombiana. Y me complace aún más por el tema que han escogido, el de la economía naranja, algo que mucha gente no sabía, que desconocía y que representa una gran oportunidad de crecimiento económico para nuestro país.

La economía naranja es la economía creativa donde se encuentran la cultura, el emprendimiento, la propiedad intelectual y el patrimonio, y se compone esencialmente de cuatro sectores: el de los festivales, carnavales, gastronomía, museos, patrimonio, ancestral; el de las artes escénicas, teatro, títeres, zarzuela, óperas, artes visuales, fotografía, pintura; el de los medios, radio, televisión, impresos, digitales; y el de las creaciones funcionales, diseño, publicidad, arquitectura, joyería, diseño de juguetes, animación digital, por mencionar solo algunos.

En Colombia esa economía naranja es ya una realidad, pero tenemos que potencializarla. Si bien ha crecido de manera silvestre y ha luchado sola contra todas las adversidades, necesitamos ahora empoderarnos y ayudarla porque en ella los colombianos tenemos enormes oportunidades para generar empleo, convertirla en motor de desarrollo y transformar las vidas de jóvenes y familias enteras.

En nuestro país, la sola economía naranja aporta hoy mucho más al PIB (un 3,4 por ciento, según la Organización Mundial de Propiedad Intelectual) que sectores tradicionales como el café y la minería sin restarle importancia al aporte que hacen, y tiene un potencial enorme para las exportaciones, es una gran generadora de empleo y de valor agregado. De hecho, no en vano, ha sido reconocida por el Banco Interamericano de Desarrollo, por el Banco Mundial y por la Unesco, como una gran oportunidad para el futuro de la economía en muchos países.

Y como desde el Gobierno Nacional entendemos que el futuro es ya, que estamos ante una Cuarta Revolución Industrial que es el ‘imperio de la mente’, y que no podemos demorar las decisiones que debemos tomar como país, hemos venido impulsando estos sectores de la economía naranja y la cultura, para convertirlos en protagonistas de nuestra realidad.

Sabemos que tenemos por delante un enorme margen de crecimiento que debemos aprovechar. Si pensamos, por ejemplo, en términos de reservas, en petróleo tenemos reservas para menos de siete años, pero tenemos reservas ilimitadas de talento y de creatividad que encontramos por todo el territorio nacional y que nos distingue ante el mundo.

Nuestra meta para este año es crecer por encima del 3,5 por ciento y, para lograrla, es necesario tener voluntad, creérnosla, ser optimistas y saber que somos capaces por-que contamos con la mejor materia prima: con nuestra imaginación, con gente muy capaz y con ganas de salir adelante.

Partiendo de esa base, hemos estado trabajando en 7 ideas que suponen un trabajo integrado dentro de la “Ley Naranja” que impulsé como Senador de la República- para potenciar el ecosistema en el que se desarrollan las actividades creativas y culturales, creando oportunidades de ingreso digno, formales y sostenibles para esa generación de colombianos que desea trabajar en sus pasiones y contarle al mundo que somos una sociedad llena de cultura, orgullosa de nuestras tradiciones. Esas 7 ideas que también he llamado las 7 íes son: información, instituciones, infraestructura, industria, integración, inclusión e inspiración.

El reto que tenemos por delante es enorme y es difícil cambiar un país en siete meses, pero lo que no es difícil –si hay voluntad– es empezar la transformación y eso, precisamente, es lo que nuestro gobierno tiene: voluntad para tomar importantes decisiones que transformen el futuro, para que sea mejor para todos.

En ese sentido, le hemos apostado al empresario, al emprendedor. No podemos tener una actitud vergonzante frente a la defensa de la iniciativa privada y por eso, decidimos cambiar el chip de las últimas reformas tributarias donde el Estado gastaba más y les pasaba la cuenta de cobro a los empresarios, haciéndoles más difícil su operación. Decidimos bajar la tasa nominal del impuesto de renta a las empresas y la bajaremos del 34 al 30 por ciento; permitimos descontar el 100 por ciento del IVA en bienes de capital que traen las empresas para transformarse y producir resultados; eliminamos la renta presuntiva; descontamos el ICA y concedimos a los emprendedores cero impuestos de renta durante los primeros siete años, si generan un mínimo de puestos de trabajo e invierten hasta 3 mil millones de pesos.

Le apostamos también a la intervención rápida de trámites innecesarios y engorrosos. En siete meses llevamos ya 130 trámites intervenidos, simplificados, digitalizados o eliminados y, a agosto de este año, esperamos llegar a más de 800 trámites para quitar ese “impuesto burocrático” a quienes están construyendo país. Al finalizar el gobierno vamos a llegar a 1.600 trámites y sé que esto será otro impulso para quienes quieren hacer empresa porque les haremos las cosas más fáciles y mitigaremos la corrupción.

Nuestra tercera apuesta va encaminada a mejorar la productividad de las empresas. Queremos atraer y trabajar con los emprendedores de nuestro país y, por eso, lanzamos el programa de “Fábricas de Productividad” que –en asocio con las cámaras de comercio– llega a las empresas, revisa qué está pasando y las ayuda con recomendaciones. Gracias a esto, a la fecha hemos tenido en promedio mejoras de productividad de entre el 25 y el 35 por ciento con las empresas que se la han jugado con nosotros, y eso queremos que suceda con más de 4 mil empresas a las que queremos llegar con el programa durante el cuatrienio.

Una cuarta apuesta que hemos hecho tiene que ver con promover la compra de productos colombianos, incentivar el consumo y jalonar el crecimiento empresarial. Lanzamos la campaña “Compra lo nuestro” para que conozcamos lo que se produce en Colombia, con tecnología colombiana, con ingenio colombiano, y promocionar el consumo interno.

Son muchos los avances que hemos logrado en tan solo siete meses y muchos los desafíos que aún que-dan, pero desde el gobierno nacional estamos convencidos de que, si pensamos en grande, si trabajamos juntos en propósitos comunes, si no nos quedamos en el debate ideológico ni partidario, si entendemos todos que el poder de la cultura es un poder transformador, vamos a tener todas las herramientas necesarias para afrontar –como sociedad– esos desafíos.

Si así lo hacemos, tendremos en la economía naranja la oportunidad para ser un país de ingresos altos, que expanda su clase media, que se posicione como el principal generador de valor agregado creativo de América Latina, que genere más empleo formal y, además, para ser un país con mayor equidad.

Aprovecho esta publicación –dedicada a la economía naranja– para invitar a cada lector a pensar en los desafíos como un escalador que sabe bien qué le pasa si comete un error, pero que tiene la gallardía para conquistar el sueño de llegar a la cima.

Por el bien de Colombia, apostémosle todos a la economía naranja para abrirles una ventana de oportunidades a las presentes y futuras generaciones de colombianos.

Creemos en el talento y la creatividad del emprendedor como parte importante del desarrollo económico de la sociedad. Por eso apoyamos La #EconomíaNaranja, Conoce nuestra área de emprendedores creativos y escríbenos si deseas una entrevista gratis: https://t.co/KfScXWKerl pic.twitter.com/XT6cY0Rs4k

— País de los Jóvenes (@paisdejovenes) January 17, 2023

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