Muy buenos días, estoy muy pero muy contento que ustedes hoy estén aquí con nosotros. Colombia y su Contraloría General de la República reciben con cariño y alegría su presencia aquí en Cartagena de Indias y saludan también la presencia virtual de quienes nos acompañan en esta trigésima Asamblea de la Olacefs.

Celebro este grato momento de reencuentro, después de dos años de una de las peores pandemias en la historia de la humanidad. Y que mejor lugar, que el Palacio de la Proclamación, recinto que nos congrega, que tiene un enorme valor histórico y emblemático porque representa la génesis de nuestra independencia.

Fue aquí donde los líderes del heroico pueblo cartagenero firmaron, el 11 de noviembre de 1811, el acta de la independencia 70 años después de haber resistido con la fuerza del corazón y el vigor de la gloria un sitio impuesto por la armada inglesa y poco después de haber hecho un aporte excepcional a la gesta de la emancipación de las colonias españolas.

La selección de esta sede icónica no representa un simple simbolismo, sino que tiene la intención manifiesta de reivindicar y hacer honor al principal atributo de las entidades fiscalizadoras del continente iberoamericano: su independencia.

Hoy las entidades fiscalizadoras superiores del mundo tenemos grandes desafíos, debido a los ataques que hemos enfrentado en tiempos recientes.

Antecedentes

En Ecuador incendiaron los expedientes de la Contraloría para que sus investigaciones no pudieran seguir su curso.

En Chile hoy un candidato presidencial que lidera las encuestas, propone eliminar la Contraloría.

En Brasil, el presidente del tribunal de cuentas y gran amigo, recibió amenazas contra su integridad antes, durante y después de realizar la auditoria a las cuentas del Estado.

En Costa Rica se hizo evidente las presiones de grupos políticos para evitar la vigilancia en la red educativa del bicentenario, la cual se relaciona la conectividad de las instituciones educativas de este país.

En Ecuador se conoció de posibles presiones externas para generar cambios en el personal de la Contraloría.

En Guatemala la labor de fiscalización durante la pandemia fue puesta en entredicho por sectores políticos.

Y así un importante número de países de la región que se encuentran presionados por grupos económicos para evitar su labor de fiscalización. Para la Contraloría General de la República de Colombia, la independencia de nuestras entidades fiscalizadoras superiores -proclamada y demostrada con creces- constituye un pilar fundamental y debe ser defendida y preservada sin concesiones.

Así lo postula la declaración de México de la Intosai “esta independencia es condición fundamental para salvaguardar los recursos públicos que se destinan a garantizar las demandas sociales de nuestras naciones”.

Por eso, el atributo de la independencia, protegida por la articulación de esfuerzos mutuos, nos ha permitido y nos seguirá permitiendo hacer frente a los desafíos que nos plantea una evolución social compleja, globalizada, que trae consigo amenazas transnacionales y sirve de vector a nuevas formas de corrupción.

Hoy en Colombia sufrimos de las permanentes presiones que tiene una entidad fiscalizadora superior al ejercer legítimamente su misión constitucional y legal, porque hay grupos de poder en nuestro país, que se ven afectados por las decisiones proferidas por la entidad.

Sabemos que nuestra función no es del agrado de quienes actúan trasgrediendo las leyes con el objetivo de apropiarse de los recursos de los colombianos, sin embargo, no nos preocupa, porque la Contraloría General de la República de Colombia no es Felipe Córdoba, es una entidad con una tradición de casi 100 años, técnica y con funcionarios de gran experiencia e idoneidad.

Por eso basada en el principio fundamental de la independencia e inspirada en modelos dignos de imitación, que han sido exitosos en nuestros países, la Contraloría colombiana avanza hoy en la nueva era de control fiscal preventivo.

Por ello, hace tres años emprendimos la tarea de cambiar la constitución colombiana y así se aprobó el control preventivo y concomitante, en donde con la tecnología del siglo XXI podemos ver la cuenta maestra del Estado colombiano, como si se tratara de la cuenta de ahorros de cualquiera de nosotros

Hoy damos fe a la comunidad internacional de los logros y beneficios que se originan en la vigilancia y control oportuno y expedito al recurso público. Hemos adoptado las nuevas tecnologías de la información, potenciando nuestra misión con la promoción cotidiana del control social en su máxima expresión. Hoy podemos a través de la tecnología:

1. Realizar vigilancia permanente y en tiempo real desde la fuente y uso de recursos.
2. Ejercemos un control preventivo mediante alertas a la contratación pública.
3. Con la tecnología del siglo XXI realizamos seguimiento a la ejecución contractual a través de videos, drones, fotos aéreas y satelitales.
4. Verificamos y evaluamos el impacto de la ejecución de los recursos, donde evidenciamos beneficios por 5.500 millones de dólares, impactando positivamente con la prevención en las condiciones de vida de más de 13 millones de habitantes.

Por ello nuestro trabajo es fundamental en el desarrollo de nuestros países, pero sobre todo como soporte de nuestras democracias, ante las amenazas permanentes y sistemáticas por tratar de acabar con las entidades fiscalizadoras superiores.

Vivimos en una democracia y “quienes creen que el país es de ellos y los demás vivimos en arriendo”, están equivocados. la ley es para todos y no para unos cuantos.

La Contraloría General de República con sus funcionarios seguirá defendiendo los recursos de los colombianos. Esta es nuestra misión. Ya he recibido demasiados honores en mi vida pública, así que no me preocupo por agradar, sino por hacer el trabajo para el cual me eligieron. Por eso es un gran honor ser Contralor General de la República de Colombia.

Bienvenidos a Colombia, aquí en Cartagena de Indias donde nos congregaremos durante estos tres días para seguir trabajando unidos por el fortalecimiento de las EFS de nuestras democracias.

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