Con fe en el porvenir y el optimismo de siempre, uno suele repetir que detrás de toda crisis siempre hay una oportunidad para levantarse y buscar nuevos caminos de reivindicación o de progreso. Así les pasa a todas las naciones, según dicen los historiadores.

Después de más de un año de pandemia universal y en medio de la catástrofe económica y social, se empiezan a vislumbrar iniciativas inteligentes, programas internacionales de ayuda y proyectos audaces de reconstrucción, para aprovechar las oportunidades que el destino les tiene señalado a los pueblos.

Claudia Pérez, destacada columnista del diario El País, de España, recordaba recientemente que “no hay virus ni crisis que dure cien años”. Pero también decía que la gente no se rebela cuando las cosas están mal sino cuando sus expectativas se ven defraudadas. En Colombia todavía tenemos horizontes despejados y confianza en la capacidad colectiva para superar las calamidades.

Hoy, nuestro país necesita apoyo internacional, se requiere que nos faciliten la participación en el comercio intrarregional y global, que nos apoyen en los esfuerzos de la integración comercial con otras naciones y bloques de países, que no nos dejen solos en la dura lucha contra el narcotráfico, que nos faciliten los acuerdos económicos, que se estimule el flujo de inversión extranjera para nuevos programas productivos y comerciales, para que podamos desarrollar proyectos de energías limpias, nuevos planes de desarrollo agropecuario y de turismo, entre muchos más.

Por estas razones, saludamos con regocijo los anuncios de la nueva administración de los Estados Unidos. El presidente, Joe Biden, en sus primeros meses de gobierno, ha delineado un nuevo camino y ha dado muestras de volver su mirada hacia los amigos en América Latina, para coordinar con sus socios en el hemisferio occidental, como México y Colombia, una estrategia integral y colectiva para combatir la producción ilegal de drogas, vincular la creación de millones de empleos en Estados Unidos y en los países que aprovechen la nueva agenda de la lucha climática, profundizar la cooperación bilateral en enfoques de salud pública, expansión de la presencia efectiva del Estado y el desarrollo de infraestructura.

La presente edición de Economía Colombiana, revista institucional de la Contraloría General de la República, recoge aportes intelectuales de destacados funcionarios de la actual administración nacional, observadores económicos, analistas de trayectoria y académicos, quienes analizan, desde diferentes puntos de vista, algunos de los anuncios sobresalientes que ha hecho el presidente Biden sobre las nuevas relaciones con América Latina, para concluir que hay un trato más cercano, ambiente positivo para impulsar acuerdos en materia comercial y arancelaria, lo mismo que para abrir una puerta amplia a millones de migrantes latinoamericanos en el territorio estadounidense.

Varios de los analistas destacan la decisión del presidente Biden de apoyar el proceso de paz que se adelanta en Colombia. El mandatario ha expresado que está comprometido con una agenda bipartidista que promueva prosperidad compartida y que contribuya a una paz duradera para todos los colombianos.

Los estudiosos de la política internacional y de las nuevas circunstancias económicas pronostican múltiples y magníficas posibilidades para Colombia con la nueva administración de los Estados Unidos. Todos confiamos que así será. Los primeros anuncios son esperanzadores para empezar a superar la incertidumbre que nos agobia.

Las buenas relaciones con Estados Unidos nos deberían servir para reafirmar la confianza en el sistema democrático dentro del cual, ineludiblemente, se puede superar la profunda crisis que nos ha dejado la pandemia. Es un importante estímulo para vencer el desconcierto y la indiferencia que en ocasiones no nos deja ver el horizonte de posibilidades que tiene Colombia. Indudablemente, hay nuevas oportunidades.